
El joven, de 30 años, se propuso “unir las Américas” con una bicicleta restaurada del año ’95, una travesía que, según sus cálculos, logrará completar en 4 o 5 años.
Leonardo Duré, vecino de San Francisco Solano, es un “cicloviajero aventurero”, de 30 años, que se prepara para pedalear hasta Alaska, una travesía que realizará con su bicicleta restaurada y que será la más larga de su vida, y la primera que emprenderá en soledad.
La fecha de salida es el 17 de julio. Ese día, saldrá desde su casa en Solano “para unir las Américas”, experiencia que, según sus cálculos, podrá demandarle entre 4 o 5 años.
Pero eso no es una preocupación para él. “No importa. Hay algo que si sé y es que el tiempo es demasiado corto como para que la mente siga deambulando distraída”, reflexionó.
Esta será la cuarta vez que comience un largo desafío para recorrer miles de kilómetros en su bicicleta del año ’95. Sitios como San Martín de Los Andes, pasando por la Ruta de los Siete Lagos, el Bolsón, la Comarca andina, y Epuyén, fueron algunos de los recorridos en los que sumó experiencia. Fue su último viaje el que le hizo despertar una idea que dejó su cabeza ‘pedaleando’.
“Con un amigo nos fuimos hasta Río Gallegos en avión, armamos la bici y recorrimos el camino del viento, la tierra del fuego para llegar al fin del mundo, Ushuaia. En ese viaje, en un refugio paramos a almorzar y había otros cicloviajeros. Charlando, me contaron que venían desde Alaska. No estaba enterado que se podía llegar por tierra. No lo podía creer. Me reí y una nueva aventura empezaba a germinar”, contó.
Dejó la mochila
Su etapa de mochilero quedó atrás cuando descubrió que el traslado de un lugar a otro no era tan placentero. Es que, si bien los paisajes eran de su agrado, llegaba muy rápido de un destino a otro. Fue ahí que cambió la mochila por la bici.
“La ruta es parte del viaje y lo importante está ahí. La gente cuando te ve pasar te toca bocina, te alientan agitando el brazo. Otros frenan, sienten curiosidad, te ofrecen comida o algo para beber. Son muy empáticos”, señaló y, luego, agregó: “Me gusta pensar que algo de mí también se llevan. Una inspiración, motivación que no se necesita de muchas cosas para ser feliz y la sensación de llegar al punto que habías marcado como objetivo del día es inmensa. Esa alegría no se compara con nada. Esa noche se festeja con guiso bajo un cielo estrellado” dijo al portal InfoQuilmes.
Equipamiento
Durante la pandemia, Leonardo comenzó un bello emprendimiento junto a su padre, con quien armó un vivero en su casa, donde venden plantas y macetas artesanales con troncos que suelen encontrar generalmente en la calle (Instagram @maimara.cactus).
Así comenzó a ahorrar para este viaje y logró comprar una carpa, bolsa de dormir y alforjas. Por último, el vecino de Solano dejó un mensaje de motivación. “Aquel que quiere viajar en bici y aún no se anima, le diría que no tenga miedo, que el miedo no existe. Fue contagiado y naturalizado. Subite a esa bici y empezá a pedalear porque no importa la distancia, importa lo que está pasando dentro tuyo. Es tiempo de vivir, ser feliz y contagiar valentía”.