Por unanimidad, los 12 vecinos de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela hallaron culpables a los choferes, que quedaron detenidos inmediatamente.
Un jurado popular, integrado por 12 vecinos de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela, condenó ayer a tres choferes de colectivo de la Línea 98, quienes, en abril de 2017, drogaron y abusaron sexualmente de una mujer de 32 años, a la que secuestraron frente a una terminal ubicada en Villa España.
En el juicio por jurados se emitió el veredicto condenatorio, pero aún restan conocerse los montos de las penas de prisión, que estarán a cargo de los jueces del Tribunal Oral Criminal N° 3 del Departamento Judicial Quilmes.
Durante el juicio se revelaron varias pruebas. Una de ellas, quizá la más importante, fue el Reconocimiento Médico Legal que se le practicó a la víctima, quien presentaba “lesiones que son compatibles con las de un abuso sexual”.
Además, se presentaron también pericias psicológicas que indicaban que el relato de la denunciante no presentaba fisuras y era estructurado, por lo que “no hay indicadores de fabulación”, lo que ampara la veracidad del testimonio de la denunciante.
Los imputados, que llegaron en libertad al juicio, fueron inmediatamente detenidos.
Entrevista
Hace 5 años, el 24 de mayo de 2017, la mujer que fue víctima del aberrante abuso decidió dar una entrevista a El Quilmeño para relatar el calvario que había padecido. Lo hizo un mes después del horrible episodio que marcó su vida para siembre.
El 5 de abril de ese año, ella se encontraba en su casa de Villa España. Había cenado con su hijo y su pareja y, en un momento, se quedaron sin cerveza, por lo que la joven se fue a comprar una a un local conocido como el Garaje.
En ese lugar, ubicado frente a una terminal de colectivos, pidió pasar al baño. Cuando salió, la invitaron a sentarse, a fumar un cigarrillo y tomar algo. Ella accedió, bebió un trago y comenzó a marearse.
“No veía, escuchaba que se me acercaban a hablar pero no veía. Un tipo canoso me dice ‘te vamos a llevar a pasear’. Me acuerdo que me caí arriba de un auto azul, estaba en una casa, había varios hombres, me acuerdo de paredes verdes, de estar en una cama y que entraban de a dos. Me decían ‘¿te gusta puta?'”, relató.
Cuando la joven recobró el conocimiento, aún seguía mareada. “Me desperté sólo con mi remera. Encontré mi calza y las zapatillas, no estaba mi bombacha ni una de mis medias. Estaba sola. Salí corriendo por un pasillo hasta el frente de la casa pidiendo que me llevaran a ver a mi hijo. Había un cuarto adelante. Escuché voces de hombres que me decían que entre a tomar una cerveza y yo me puse a llorar”, contó y, luego, describió: “Salió uno, me subieron a una moto y me preguntó donde vivía. Me dejó a la vuelta de mi casa, corrí hasta la puerta y una vecina me vio y apareció el patrullero”.
Lo que siguió después también fue parte de una verdadera historia de terror. “Me llevaron a hacer el peritaje donde el supuesto médico me trató muy mal. No había luz. Me sacó fotos de mis genitales y me las mostró. Hasta ese momento no había caído de la violación y ver eso me marcó de por vida”, lamentó.