
La salvaje agresión ocurrió luego de que la profesional de la salud se negara a extender un certificado médico a la madre de un chico que había atendido en la Guardia.
Una doctora del Dispensario Municipal de Quilmes sufrió un brutal ataque por parte de la madre de un paciente, quien le propinó un violento puñetazo en el rostro cuando la profesional se negó a extender un certificado médico, motivo por el que la víctima abandonó su puesto de trabajo, mientras que la agresora, sin ningún tipo de escrúpulos, realizó una denuncia por “mala atención”.
Los ataques físicos contra médicos en salas de salud y hospitales son cada vez más frecuentes y coinciden con el incremento de la violencia e intolerancia de una gran parte de la sociedad.
En esta oportunidad, un nuevo hecho de estas características ocurrió en el Instituto Municipal de Salud y Medicina Preventiva Dr. Ramón Carrillo, ubicado en las calles Islas Malvinas y Torcuato de Alvear, en Quilmes. Allí, una médica pediátrica cumplía con sus tareas laborales cuando recibió un inesperado golpe de puño en la cara.
Según informaron compañeros de la víctima, todo ocurrió cuando la profesional de la salud se encontraba atendiendo a un niño y la madre del menor le pidió que le extendiera un certificado médico. Ante esa situación, la doctora se habría negado a hacerlo, ya que al estar en el servicio de Guardia no correspondía a sus funciones.
Ese fue el desencadenante para que la agresora tomara por sorpresa a la galena, a la que, mientras escribía un informe sobre la salud de su hijo, le propinó una furiosa trompada en el rostro, lo que generó un importante revuelo dentro del centro asistencial, que se extendió durante varios minutos.
Tras escuchar los gritos y el pedido de ayuda, los colegas de la pediatra se acercaron al consultorio y constataron que su compañera había sido atacada, mientras que la mujer se quejaba sobre una supuesta mala predisposición de la profesional.
En ese marco, el personal del Dispensario llamaron a la Policía. “Vino un patrullero y la agresora se fue en el móvil para hacerle una denuncia a la médica, supuestamente porque la había ‘atendido mal'”, aseguró un trabajador de la salud del lugar.
Asimismo, como la profesional sintió que no estaba garantizada su seguridad física, decidió abandonar su puesto de trabajo, en medio de una fuerte indignación de los integrantes del centro de salud, ya que sintieron una doble ofensa que sea la agresora quien radicara una denuncia, cuando en realidad la acusación debería haber sido contra ella. Esa situación no se concretó dado que la profesional se habría negado a levantar cargos contra la madre de su paciente.
Los hechos de violencia contra médicos y enfermeros son motivo de permanentes reclamos por parte de los gremios de sanidad, quienes exigen, tanto en los centros de saludo públicos como privados, que se garantice la seguridad para ellos.
Semanas atrás, una trabajadora de la salud del Hospital Iriarte, en Quilmes, recibió una agresión por parte de una paciente que reaccionó violentamente ante la demora en la atención. Y esa situación generó un paro por parte de los trabajadores.