Las altas temperaturas causaron una multitudinaria presencia de familias. Las unidades de las distintas líneas que parten del lugar no dieron abasto para resolver tanta demanda.
Colectivos colapsados y largas filas para esperarlos, más una cola interminable de autos en los controles, fue la postal que dejó la concurrencia de miles de vecinos que visitaron este fin de semana la ribera de Quilmes a raíz de las altas temperaturas.
Con el termómetro que superó los 35 grados, gran cantidad de visitantes se acercaron al río para tener algo de fresco frente al asfixiante calor, y si bien se respetaron en cierta manera las medidas de prevención para evitar contagios de coronavirus en la costa, se produjeron igualmente grandes aglomeraciones de gente en el momento de volver a casa.
Esto se evidenció con las numerosas personas que hicieron filas de varios metros para esperar los colectivos que pasan por el lugar y de esa forma retornar a sus hogares. En este sentido, se observaron las paradas repletas de las líneas 85 y 98 (ramales 1 y 2), que son interdistritales; y las 278, 281 y 585, las comunales.
Además de la gran concurrencia que se registró, las colas fueron extensas sobre Avenida Cervantes porque también en los colectivos siguen vigente los protocolos sanitarios que buscan evitar más casos de coronavirus. Un ejemplo de esto es el hecho de que no se les permite circular con más de diez personas paradas en el interior de las unidades.
También en los autos
La espera interminable no ocurrió solamente en lo que concierne al transporte público, sino que también se notó en el particular. Una fotografía de esa situación es la que dejaron los controles realizados por diferentes fuerzas de seguridad.
En el cuadro se observó decenas de automóviles que tenían como objetivo retornar a los hogares, pero sus conductores tuvieron que llenarse de paciencia para aguardar la supervisión de sus vehículos.
Cabe destacar que el fin de semana anterior al que pasó, también por las extensas filas en las paradas de los ómnibus, se desencadenaron hechos de violencia, que incluyeron hasta pedradas a los propios transportes, producto de la impaciencia. Por suerte, esta vez no hubo que lamentar episodios violentos ni tampoco personas heridas.